Ansiedad en la Escuela
Recuerdo vívidamente el primer día que llevamos a mi hija a su escuelita. ¡Mi esposa y yo estábamos tan nerviosos por dejar sola a nuestra pequeña dos horas y media! Esa mañana caminamos juntos para la escuela muy ceremoniosamente y nuestra hija Abeline llevaba puesto un impecable vestido de flores. Cuando llegamos, ya había allí una docena de niños, la mitad llorando a todo pulmón y agarrándose del abrigo de sus padres. Después de jugar una hora con todos los juguetes que tenían, llegó el momento crucial de la separación. Le dimos un beso de despedida y nos escabullimos, pero no llegamos muy lejos: nos dimos la vuelta y vimos los rizos rubios de nuestra pequeña Abeline pegándole a la ventana. Regresamos y nos unimos al alegre grupo de niños y padres que cantaba “Las ruedas del autobús”. Queríamos demostrarle a Abeline lo mucho que se divertiría, tanto que terminamos quedándonos toda la mañana y la mañana siguiente también..
El primer día de clases siempre hay algunas protestas; es una variante de la ansiedad de separación que ocurre a los ocho o nueve meses. A algunos niños les da el primer día que los dejan en la escuela y a otros al cabo de unos días.
La mejor manera de dejar a Jimmy en la escuela es quedarse unos minutos y marcharse. Si se marcha con confianza, le da a entender que le da el visto bueno al lugar y que le parece bien que él se quede allí, no importa la angustia que le dé hacerlo. Si trata de evitar la ansiedad del niño prolongando su presencia o explicando demasiado el proceso, despertará sospechas en él y le dará ansiedad. Cuando vaya a buscarlo después de unas horas, empezará a entender que cada despedida está seguida del regreso y a encontrar la escuela muy divertida.
Es interesante que en muchas escuelas preescolares les piden a los padres que se queden con los hijos las primeras veces. El objetivo es evitar demasiado llanto a la hora de dejarlos; los maestros no quieren que todos los niños empiecen a llorar a la misma vez; pero eso dificulta más la separación. Después de tres semanas, los padres todavía están sentados en la escuela la mayor parte de la mañana, tratando de escurrirse en un momento que el niño no esté prestando atención. Eso lo desconcierta y le da más miedo.
Disfrute de esos momentos en que su hijo la extraña cuando se va, pues seguro que no pasará otra vez cuando se marche para la universidad, por mucho que a usted le gustaría que se quedara en casa.