Biberón
¡Mira qué feliz se ve Lucy! Colocada a un ángulo fijo de treinta grados, chupa contenta de su dispositivo espacial antirreflujo “Riteflo”. Este moderno sistema está diseñado para proporcionar un flujo continuo y detectar las burbujas de aire antes de que lleguen al pezón. Por cierto, el pezón es una copia idéntica del de la madre, con el mismo coeficiente de retroceso de la piel. Cada vez que el nivel de fluido llega al punto en que es necesario sacarle los gases al niño, el Riteflo pita para recordarle realizar el procedimiento de costumbre. ¡Y eso no es todo! Viene con la más reciente fórmula de la marca Riteflo, enriquecida para contribuir al desarrollo cerebral y reforzada con el mismo perfil de aminoácidos de mamá, pero mejor aún, con el fin de que sea, por supuesto, mejor que la leche de mamá. Ya a Lucy se le nota en los ojos que se está haciendo más inteligente.
Dar el biberón no tiene ciencia, no hacen falta equipos ni fórmula especiales. A continuación tiene una guía sencilla.
¿Cómo se da el biberón?
Aunque Lucy sea un genio, no le hace falta serlo para chupar la leche de una botella. Enseguida que esté alerta y muestre interés en tomar leche, póngale el biberón en la boca. Ella sola va a mover la cabeza y a succionar la leche. Simple y llanamente.
¿Qué cantidad se debe dar?
Al principio Lucy va a tomar muy poco, tal vez dos onzas cada vez. Cuando tenga hambre, va a dárselo a entender claramente: gritando o llorando. Cuando esté satisfecha, apartará el biberón, lactará con más lentitud o se quedará dormida. A medida que crezca, tomará más, aproximadamente de 24 onzas el primer mes a 32 onzas a los seis meses. Ese es un cálculo general; la mejor manera de saber si Lucy todavía tiene hambre es ofreciéndole un poquito más de lo normal de vez en cuando y dejar que ella decida si lo quiere o no.
A eso de los ocho meses, cuando Lucy esté comiendo una buena cantidad de comida sólida, va a empezar a tomar menos leche, no va terminarse el biberón como antes o lo va a tomar con menos frecuencia. Sin embargo, a esa edad hay una variación considerable. Algunos niños apenas se toman diez onzas de fórmula y ya comen una gran cantidad de alimentos sólidos, mientras que hay otros que todavía se toman cinco biberones diarios y apenas si tocan lo que requiere masticarse. Ambos son normales.
¿Con qué frecuencia se debe dar?
El biberón, igual que el pecho, debe darse cuando el niño tenga hambre. Al principio Lucy se va a despertar a distintos intervalos de tiempo, al parecer con hambre, y le toca a usted estimularla a regular su horario. Si trata de imponer un horario rígido, no le va a resultar fácil. Ella va a terminar imponiendo el suyo de todas maneras, que será cada tres horas como promedio, hasta que coma una cantidad considerable de comida sólida, a eso de los seis meses [Ver: Horario].
A los tres o cuatro meses el único cambio notable es que Lucy se demorará mucho menos para tomarse la leche. Puede engullirse el biberón en un tiempo récord mientras observa lo que pasa a su alrededor.
¿Cuánto es demasiado?
Tenga presente que con el biberón es bastante fácil darle demasiada leche o fórmula a un niño, ya que mientras chupe sigue saliendo y puede que lo haga porque le resulta reconfortante. No obstante, si en algún momento le da demasiado, lo más probable es que devuelva el extra en un buche.
¿Se debe esterilizar la botella?
Lavar el aparato de lactancia es más que suficiente. Los niños de meses pueden combatir los microbios y no deben ingerir los alimentos solo de nutrientes y botellas estériles.
¿Cuál es el mejor tipo de tetera?
Lucy puede tomar leche con cualquier tipo de tetera. No le preste atención a la marca ni a la forma; no es más que mercadeo. El orificio de la tetera debe ser lo suficientemente grande para que se le sea fácil tomar la leche, pero no tanto que se le llene demasiado la boca. No se moleste en comprar botellas antigases que permiten una inclinación específica, ni las que tienen una bolsita de plástico para extraer el aire; también son estafas de mercadeo.
¿Se le deben sacar los gases al bebé?
Los niños tragan más aire cuando toman leche de biberón y eso les produce más buches; pero es algo que se remedia muy fácilmente: después que Lucy termine de tomar el biberón, cárguela en posición vertical un rato y frótele la espalda. Así el aire se mueve hacia arriba y el alimento hacia abajo, aunque no la oiga eructar del todo.
Si mi hijo se despierta a los diez minutos de tomar la leche, ¿significa que todavía tiene hambre?
No necesariamente. Quizá quiera que le den cariño. La mejor manera de saberlo es dándole un poco más de leche. Si se la toma con deseos, entonces era que tenía hambre y si no se la toma, que no. En lo relacionado con la alimentación, el sentido común tiene la última palabra.
¿Cuándo le puedo dar a mi hijo cereal en el biberón?
Nunca, ya que no reporta ningún beneficio aparente. No le va a ayudar a dormir de noche y las calorías adicionales son innecesarias. Peor aún, puede que le dé estreñimiento.