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Gases

Lo primero que dice la gente acerca de los bebés es que son bonitos. Lo segundo es que se tiran vientos. Todo el mundo tiene su teoría con respecto a los gases: que están relacionados con el cólico del lactante o que el bebé tiene dolor o hambre. La mayoría de esas teorías son el resultado de supersticiones y creencias populares y no tienen basamento médico.

Los gases son parte de un proceso biológico. El intestino de los niños de meses, como el de las personas de cualquier edad, produce gases de forma natural, son un producto de desecho de la digestión. Mientras más come Lucy, más gases ingiere y produce y, al igual que la mayoría de los bebés, se pone majadera y llora. Llorar la hace tragar más aire aún, levanta las piernitas y contrae los músculos del estómago. ¿Qué ocurre como consecuencias de eso? Aumenta la presión en el estómago y libera los gases. Después por lo general deja de llorar, sea por el alivio o la sorpresa.

Al observar esa serie de sucesos, a lo mejor usted piensa que liberar los gases le alivia la barriga. Sin embargo, fue llorar y contraer los músculos abdominales lo que la ayudó a emitir flatulencias. Si le un masaje en la barriga o le mueve las piernas para ayudarle a sacar más gases, puede que lo logre, pero la agitará más aún. Entonces llorará más y, por lo tanto, tragará más aire y le darán más gases. Si piensa que llora porque tiene hambre y se equivoca, darle de comer le llenará su pancita, aumentará la digestión y sus productos de desecho y llorará más todavía. ¿Se da cuenta del círculo vicioso?

Los remedios para los gases, tales como el agua para el cólico, las gotas de simeticona y la manzanilla, son engañosos. Como son dulces, a Lucy no le molestará el sabor y puede que por un tiempo parezca que están dando un resultado milagroso. Hasta que Lucy se tire otro viento. Si su hijo se pone majadero por culpa de los gases, es mucho más sano para toda la familia evitar medicamentos que no surten prácticamente ningún efecto y entender que el problema del bebé consiste en que es un ebbé [Ver: Cólico del lactante]. A los primeros meses de nacer, nuestras pequeñas criaturas no son muy felices de haber salido al mundo y nos lo hacen saber llorando, pataleando y, por cierto, soltando los gases.

Merece la pena repetir mi teoría: Lucy tiene gases porque llora, no llora porque tiene gases. Los gases no son un síntoma de malestar, sino que están siempre presentes y se asocian con malestar a causa de un malentendido.


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