Herpes bucal
El virus del herpe les provoca a los niños pequeños una infección bucal dolorosa y febril. Primero les salen aftas dolorosas dentro y alrededor de la boca y se sienten muy mal durante varios días. Les cuesta trabajo comer y beber y eso, combinado con la fiebre, que puede ser de distinta intensidad, y la poca ingestión de líquidos, puede provocar deshidratación. A los cinco días aproximadamente las aftas se endurecen y van desapareciendo lentamente. El virus se queda latente en esa área y puede reactivarse más adelante, incluso al cabo de los años. Se presenta en forma de un afta de la fiebre en el labio y dura varios días.
El herpes bucal se contrae por contacto directo (por ejemplo, el beso) con un adulto que tenga un afta de la fiebre y esta reactive algún virus que le dio en la niñez. No se contrae por contacto indirecto con un adulto que tenga lesiones de herpes genital; ese es un virus distinto, únicamente de transmisión sexual.
La clave del tratamiento son los calmantes [Ver: Medicinas para el dolor y la fiebre]. Si Jimmy escupe la medicina debido a las aftas en la boca, a lo mejor tiene que recurrir a los supositorios de acetaminofeno. Además, ponerle una crema antibiótica en las aftas alrededor de la boca evitará una infección bacteriana secundaria. Referente a la prevención, realmente no se puede hacer mucho, en parte porque el virus es contagioso antes de que salgan las aftas de la fiebre y en parte también porque es difícil evitar besar a un bebé.