Uñas
Si Lucy tiene las uñas largas, se puede arañar la cara y arañarla a usted también. Para evitarlo, córteselas con un cortaúñas para niños pequeños, si tiene buena vista y buen pulso. Lo difícil es ver exactamente dónde termina la pequeña uña y dónde empieza la yema del dedo, por eso una tarea sencilla se convierte en una arriesgada empresa. Si le corta el dedo sin querer, sangrará mucho debido a la abundancia de vasos sanguíneos allí. Si tiene paciencia, puede limarle las uñas en vez de cortárselas, incluso mordérselas si tiene los dientes bien afilados. No le aconsejo ponerle mitones porque la priva del sentido del tacto e impide la importante tarea de chuparse los dedos.
Forma de las uñas
Los niños de meses, y hasta los dos años, tienen las uñas de una forma peculiar. A veces son aplanadas o medio viradas para arriba, sobre todo las de los dedos gordos del pie. A medida que el niño crece, las uñas van adquiriendo la forma normal.
Uñas enterradas
Es común que a los niños de meses y pequeños se les entierren las uñas; pero es raro que se entierren tanto que causen una gran infección, como les sucede a los adultos. Una infección leve por lo general se cura sola; se caracteriza por enrojecimiento en un área pequeña y pus amarillo a los lados de la uña. Puede remojarle las manos al niño en agua tibia, ponerle una crema antibiótica y envolverle el dedo en una curita varias veces al día. Si empeora, llévelo al médico.
Cuando los niños crecen se les endurecen las uñas y si se entierran, se pueden infectar, más rápidamente después del año. Notará inflamación, enrojecimiento y pus en el borde de la uña. Trate la infección remojándole el dedo con agua tibia y poniéndole una crema antibiótica. Si empeora, llévelo al médico; puede que sea necesario hacerle una incisión para sacarle el pus y recetarle un antibiótico.
Manchas blancas
La creencia popular de que las manchas blancas en las uñas indican una deficiencia de calcio es errónea; esas manchas son debido a variaciones normales en la pigmentación.
Comerse las uñas
Los niños sensibles a las situaciones tensas son más propensos a comerse las uñas. No es una señal de desequilibrio emocional. Muchas veces la madre o el padre tuvo el mismo hábito (o aún lo tiene). Debe ignorarse, igual que chuparse el dedo o cualquier otra manía. Lo único que conseguirá con decirle a Jimmy que deje de comerse las uñas, quitarle la mano de la boca o enojarse es recordarle lo que está haciendo y prestarle atención por ello. El hábito de comerse las uñas normalmente mengua o se quita solo si no se hace una gran cosa de ello, aunque la edad en que se pasa varía.