Aprender a Ir al Baño
Lo que les voy a decir les va a sorprender: enseñar a un niño a ir al baño es innecesario, aunque siempre haya oído decir lo contrario. Los niños aprenden solos a prescindir del pañal, no porque se les enseñe mediante técnicas y ejercicios, sino porque el pañal sucio empieza a resultarles incómodo. Sucede de forma natural, igual que cualquier otro hito del desarrollo, y no hay necesidad de enseñarlos.
Curiosamente, la tecnología moderna atrasa un poco el proceso, debido a que los pañales de hoy en día son muy absorbentes y entallan a la perfección, por lo que no causan la molestia que los pañales de antes. Le apuesto que una de las razones por las que usted aprendió a ir al baño es porque se cansó de andar con un pañal empapado y maloliente. Hoy en día los niños tienen menos motivación para dejar el pañal lo antes posible y esa demora pudiera hacerle preguntarse si Jimmy lo va a dejar algún día. Para empeorar el problema, las guarderías y escuelas preescolares a menudo tienen el requisito de que el niño sepa ir al baño, no tanto para beneficio del niño sino por conveniencia propia.
La realidad es que todos los niños dejan de usar pañal en algún momento, algunos antes del promedio y otros después; pero las guarderías y algunos sicólogos de conducta se han confabulado para presionar enormemente a padres e hijos. Le aconsejo que solo ayude a Jimmy a decidir cuándo quiere sentirse más limpio y seco y le ofrezca su ayuda. Mi método de no intervención cuando se trata de aprender a ir al baño consiste más o menos en lo siguiente:
1 | Cuando Jimmy sea consciente de su producción diaria de desechos, aproximadamente a los dieciocho meses, empezará a hacerle saber cuando tenga sucio el pañal. Es un buen momento para empezar el proceso.
2 | Cómprele una bacinilla y póngala en el piso del baño junto a la taza de los adultos. No hay necesidad de hablar de la función del nuevo objeto.
3 | Déjelo andar desnudo cada vez que pueda y donde sea práctico, no solo porque evita la dermatitis del pañal sino porque le ayudará a ser más consciente de lo que sale de su cuerpo. Si no tiene alfombras caras, hay cierta diferencia entre limpiar el suelo y limpiar el trasero del niño.
4 | Déjelo jugar así, de vez en cuando parará de jugar para hacer sus necesidades. Las primeras veces se sorprenderá al ver lo que sale y puede que hasta le guste la novedad; pero la novedad pasa pronto cuando resbala con su propio orine. Muy pronto, cuando tenga deseos de ir al baño, buscará un lugar donde hacerlo que después no le moleste y entonces se acordará del nuevo objeto.
5 | Como Jimmy recuerda vagamente haberla visto a usted —su modelo a seguir— sentada en la taza, la imitará.
6 | Puede que antes de dominar bien la técnica de usar la bacinilla le pida un pañal cuando tenga deseos de ir al baño. Déselo sin hacer ningún comentario, pues eso es casi tan bueno como usar la bacinilla.
7 | Si hace demasiado reguero o se alarga demasiado esa fase, quiere decir que usted empezó muy pronto el proceso. Intente de nuevo al cabo de unas semanas.
No presione a Jimmy. Una simple sugerencia puede ser una forma de presión. En el mejor de los casos es inútil y en el peor puede demorar el proceso y hasta causar retención de las heces, una difícil situación en que los niños retienen intencionalmente las heces fecale [Ver: Retención de las heces fecales]. Si la guardería o escuelita de su hijo la presiona, pague puntualmente, dígale al director que Jimmy está casi listo y dele a Jimmy todo su apoyo.
No lo premie ni lo soborne para que use el baño. Jimmy es más inteligente que una mascota y se dará cuenta de su interés en la eliminación de desechos de su vejiga e intestino. Como parte de la curiosidad normal del niño, tratará de invertir el proceso para ver qué pasa cuando no usa la bacinilla. Las recompensas también se vuelven una presión, ya que el niño se sentirá castigado cuando no las recibe.
No le ponga videos ni le lea libros sobre el tema. Son aburridos e improductivos.
No le sugiera que se siente en la bacinilla si no tiene deseos de ir al baño. No entenderá qué hace allí.
No lo apure para que llegue a la bacinilla si empieza a orinar o a hacer pupú en otro lugar de la casa. Lo más probable es que no logre llegar a tiempo y ese apuro causará una conmoción innecesaria.
No se preocupe cuando sufra un revés después tener cierto control; no siempre es un proceso perfecto.
Si se es consecuente con ese método, la mayoría de los niños adquieren control entre los dos y tres años, primero con el orine y después con las heces. Cuando usen cómodamente la bacinilla, la transición a la taza del baño ocurre con cierta lentitud, pero de forma espontánea.
Resistencia a usar la bacinilla
Si Jimmy no sabe usar el baño a los tres años, no se asuste; dele un poco más de tiempo. Al igual que cualquier otro hito del desarrollo, hay grandes variaciones para lograrlo; pero también existe la probabilidad de que Jimmy se haya acostumbrado al pañal y se sienta cómodo y, por lo tanto, no sienta necesidad de cambiar sus hábitos. Peor aún es que usted lo haya presionado un poco sin darse cuenta y eso lo haya frenado.
Si Jimmy no usa el baño a los cuatro años, no cabe duda de que es una reacción a uno de esos factores externos. En ese caso, el problema se resuelve con una modificación al método de no intervención:
1 | Compre algunos pañales de entrenamiento, que son mucho menos absorbentes que los normales y por ende más incómodos.
2 | Enséñele a ponerse el pañal él mismo y coloque los extras donde él los pueda alcanzar.
3 | Déjelo en ropa interior durante el día o desnudo cuando sea posible.
4 | Si le pide un pañal, recuérdele dónde están.
5 | Si se hace pipi o pupú en el calzoncillo, no se apure para cambiarlo.
6 | Si hace sus necesidades en la bacinilla, no lo alabe como si sintiera un gran alivio, ya que su objetivo es que sienta incómodo y fomentar su independencia.
Le repito, no lo presione ni insista. Dele a entender calmadamente que usar el baño es para su propio beneficio y no el de mamá y papá. Si Jimmy va a una guardería o escuelita, va a tener que usar el pañal de entrenamiento hasta que “se entrene”. Poco a poco se dará cuenta de la razón principal del entrenamiento: comodidad. Mientras mayor sea el niño, más enraizados estarán sus hábitos y más se demorará en cambiarlos; pero siempre dará resultado si usted aplica el método con una consistencia rigurosa.
Entrenamiento nocturno
Los niños también aprenden a controlar la vejiga de noche. Después de unos meses de hacerlo más o menos regularmente durante el día, puede dejar que Jimmy empiece a dormir sin pañal. Si no se orina en la cama, perfecto; pero si le sucede, trate otra vez al cabo de unas semanas. La mayoría de los niños puede dormir sin pañal a los tres años, aunque algunos se orinan en la cama hasta mucho después [Ver: Orinarse en la cama].
Limpiar al niño
Después que el niño sepa controlar sus esfínteres, enséñelo a limpiarse. El objetivo principal es evitar que se le ensucie la ropa interior. En ese sentido, se trata de un hábito cosmético y no médico. Enséñele con paciencia y no se preocupe si se demora para aprender.
En el caso de las niñas hay un aspecto adicional en el proceso. Muchos padres piensan que si las niñas se limpian de atrás hacia delante, aumenta la probabilidad de que les dé infección de las vías urinarias. Eso es muy poco probable, ya que la vagina se contamina constantemente de las heces debido a la proximidad de los dos orificios. Por lo tanto, hay que confiar en que quien diseñó el cuerpo humano tuvo en cuenta ese factor y creó algún tipo de protección para que la vagina no se infecte de forma continua debido a pequeñas cantidades de heces fecales. Si no fuera así, Lucy tendría que tomar antibióticos mientras use pañales.