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Convulsiones Febriles

La fiebre alta puede causar un tipo de irritación en el cerebro que les provoca convulsiones febriles a los niños propensos a ellas. Jimmy se queda inconsciente sin ninguna señal previa, le tiemblan las extremidades, vira los ojos en blanco y le sale espuma por la boca. Las convulsiones a veces toman por sorpresa a los padres, ya que pueden ocurrir la primera vez que al niño le da fiebre alta. Por lo general duran unos segundos, que parecen una eternidad porque da la impresión de que el niño ha dejado de respirar. En realidad respira, pero muy lentamente. Cuando cesan las convulsiones, se queda dormido profundamente y se siente hirviendo de fiebre. Cuando se despierta al rato, parece como si nada hubiera pasado.

Cualquier enfermedad que da fiebre alta, por ejemplo, el gripe o la roséola, puede provocar convulsiones. Estas son más comunes en los niños de seis meses a seis años y suelen ser hereditarias. Por graves que parezcan, no hacen daño al cerebro, ni a corto ni a largo plazo. Sin embargo, como se llaman “convulsiones”, se les da mucha atención médica. Para empezar, la mayoría de las veces los padres se aterrorizan y llaman la ambulancia para llevar al niño a la sala de urgencias. Eso casi siempre conlleva a pruebas innecesarias y a veces al ingreso injustificado en el hospital. Aunque esa reacción desproporcionada es entendible, actualmente la mayoría de los médicos aconsejan llamar por teléfono a un médico o enfermero, observar al niño en la casa con la persona en la línea y atender después la causa de la fiebre.

Las convulsiones febriles a veces se parecen a los síntomas de la meningitis, una enfermedad grave y muy distinta. Mientras que las convulsiones febriles son breves y a causa de una irritación, la meningitis es una infección del cerebro que va poniendo muy enfermo al niño gradualmente. Cuando le dan las convulsiones, quiere decir que está a punto de caer en coma. Las convulsiones febriles se presentan de repente y la recuperación parece por arte de magia.

CUÁNDO DEBE PREOCUPARSE

Si los temblores duran más de diez minutos. Mire la hora; no confíe en su sentido del tiempo en ese momento, pues las convulsiones parecen durar una eternidad.

Si el niño no está alerta después de quince o veinte minutos..

Si no le da fiebre antes ni después. Podría ser indicativo de alguna afección convulsiva que no tiene ninguna relación con las convulsiones febriles, por ejemplo, las afecciones causadas por anomalías en el cerebro.

Si se da cualquiera de esas condiciones, lleve a su hijo al hospital inmediatamente.

CUÁNDO NO DEBE PREOCUPARSE

Si las convulsiones ocurren cuando Jimmy tenga alguna enfermedad que dé fiebre alta, tales como gripe, infección de oído o roséola.

Si los temblores duran menos de diez minutos.

Si Jimmy se despierta poco a poco y se ve igual que antes.

QUÉ HACER

Mantenga a Jimmy acostado durante las convulsiones. Eso le ayuda a respirar.

Cuando le paren los temblores y se duerma, llame al médico para explicarle lo sucedido y hablar del tratamiento de la enfermedad causante. Puede que le aconsejen sencillamente dejarlo en casa para que descanse.

Le puede dar acetaminofeno o ibuprofeno para bajarle la fiebre [Ver: Medicinas para el dolor y la fiebre].

QUÉ NO HACER

No se deje llevar por el pánico. (Esa es la parte difícil.)

No le ponga un paño húmedo para refrescarlo. Eso no disminuirá la duración de los temblores y lo más probable es que le dé escalofríos.

Prevención de las convulsiones febriles
En el caso de los niños propensos a las convulsiones febriles, no se ha comprobado que darles medicamentos fuertes para bajar la fiebre las evite. Lo que las provoca no es la fiebre, sino una sensibilidad cerebral al aumento rápido de la fiebre. De hecho, si Jimmy tiene fiebre alta, le subirá rápidamente cuando pase el efecto de la medicina, aumentando la probabilidad de que le dé una convulsión.

Convulsiones recurrentes
Si a Jimmy le da una convulsión una vez, existe una pequeña probabilidad de que le repita cuando le vuelva a dar fiebre, hasta que pase el período de riesgo (a eso de los seis años). Si su hijo se encuentra en esa situación, debe aprender a atenderlo en la casa con ayuda de su médico y evitarle el trauma de ir cada vez a la sala de urgencias sin necesidad.


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