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Ictericia

La ictericia es una enfermedad que se caracteriza por amarillez de la piel y no es rara en los recién nacidos. De hecho, es tan común que la alarma que causa en médicos y padres es injustificada.

La explicación científica de la ictericia es sencilla. La vida en el útero requiere aproximadamente un tercio más de los glóbulos rojos que tienen los adultos, a fin de transportar el oxígeno de la sangre de la madre. Cuando el recién nacido respira por primera vez, se destruyen los glóbulos rojos extras. Su contenido de hemoglobina se pierde en el flujo sanguíneo y se elimina en forma de un compuesto amarillo llamado bilirrubina, que el recién nacido excreta lentamente por la orina y las heces fecales. Durante ese proceso, una parte de la bilirrubina se filtra del flujo sanguíneo a los tejidos de la piel, incluso a la esclerótica (la parte blanca del ojo).

A algunos recién nacidos les da más pronunciada la ictericia. Existen factores que exacerban el proceso, por ejemplo, si la madre y el niño tienen distinto grupo sanguíneo, podría ser mayor la destrucción de los glóbulos rojos, dando como resultado una mayor cantidad de bilirrubina y por eso la piel se torna mucho más amarilla. Además, si durante el nacimiento al bebé se le hace un hematoma grande en la cabeza, podría propiciar la ictericia, debido a que a medida que sana, la sangre que contiene pasa al flujo sanguíneo en forma de bilirrubina [Ver: Forma de la cabeza].

La acumulación temporal de una cantidad moderada de bilirrubina por lo general no es dañina. La preocupación por la ictericia proviene en gran medida de que un alto nivel de bilirrubina puede ser tóxico, sobre todo para el cerebro. Sin embargo, esa afección es extremadamente rara y es distinta de la mayoría de los casos de ictericia en los lactantes. La ictericia moderada se puede tratar en las primeras semanas de vida con lámparas ultravioleta, parecidas a las que hay en los salones de bronceado, las cuales convierten el exceso de bilirrubina en un compuesto menos tóxico. El tratamiento no tiene efectos secundarios, aparte de la difícil separación temporal.

Podría decir que prácticamente un tercio de los recién nacidos adquieren cierta amarillez. La ictericia leve suele aparecer al segundo día de nacido, alcanza su mayor intensidad aproximadamente el quinto día y entonces va disminuyendo poco a poco. Pudiera detectarse aún en la sexta semana.

CUÁNDO DEBE PREOCUPARSE

La ictericia en su forma más grave se presenta con una gran intensidad a las primeras horas de nacer y alcanza su máxima intensidad entre los tres y los cinco días de nacido, cuando la piel se pone de un amarillo impresionante.

En algunos casos aislados, la ictericia podría ser un síntoma de infección. El bebé se pone en extremo somnoliento y perezoso para lactar, en vez de despertarse atento y hambriento después de un largo sueño, como hacen los bebés saludables. Si esa descripción corresponde a su bebé, llévelo al médico; puede que le recomienden un tratamiento con rayos ultravioleta.

CUÁNDO NO DEBE PREOCUPARSE

Si Lucy lacta como un típico recién nacido, lo cual quiere decir de forma errática: a veces atenta y otras somnolienta.

Si está atenta igual que cualquier otro recién nacido, lo cual significa que duerme mucho pero se despierta alerta

Si la ictericia no se le empeora marcadamente en los primeros cinco días

Si ha determinado que Lucy tiene solo una ictericia moderada:

QUÉ HACER

Siga dándole el pecho o fórmula como lo ha hecho hasta ese momento.

Obsérvele el color, el apetito y el nivel de actividad.

QUÉ NO HACER

No la despierte para lactar a intervalos fijos. No va a lactar más de lo que tenga deseos; es más eficiente guiarse por su horario natural.

No hay necesidad de ponerla al sol en la repisa de la ventana. La cantidad de rayos ultravioleta de la luz solar es insignificante (a menos que viva en Australia) y Lucy prefiere estar acurrucada cómodamente que sin su manta.

No deje de darle el pecho.. A muchas madres se lo aconsejan erróneamente para bajarle el nivel de bilirrubina al bebé y cambian para fórmula como resultado de eso. Aunque es cierto que la leche materna puede elevar mínimamente el nivel de bilirrubina, no se ha determinado que la “ictericia del lactante” sea perjudicial, y se quita sola. Además, lo que podría parecer una breve pausa en la lactancia materna pudiera significar su fin. Volver a dar el pecho después que el bebé ha probado el biberón es difícil, pues el bebé tiene que acostumbrarse de nuevo al pecho.

No deje que le afecten los comentarios de la gente.. Seguramente comentarán, con una nota de ansiedad en la voz, que su bebé se ve un poco amarillo, probablemente porque no saben que una ictericia moderada no es perjudicial.

No hace mucho tiempo los médicos observaban y trataban hasta a los recién nacidos con una ictericia moderada, como medida de precaución por los efectos tóxicos, aunque fueran raros. Si bien no cabe duda de que se debe observar a los niños con un alto nivel de bilirrubina y ponerlos bajo tratamiento agresivo, las pruebas científicas demuestran que un nivel moderado no constituye un peligro. Lamentablemente, el miedo a los pleitos por negligencia médica aún lleva a muchos médicos a tratar excesivamente la bilirrubina y eso trae como consecuencia el aislamiento innecesario de los recién nacidos en incubadoras durante varios días. En ese tiempo las enfermeras los alimentan con fórmula y los padres se mueren de ansiedad.


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