Lunares
Dedique un momento a revisarse el cuerpo. Lo más seguro es que se descubra docenas de pequeños lunares que le han ido saliendo a lo largo de su vida. Empezará a notarlos en la piel de su hijo más o menos a partir de los dos años y su número aumenta con la exposición al sol; ponerle protector solar regularmente pudiera limitar su proliferación. Los lunares pequeños casi nunca se vuelven cancerígenos y si sucede, por lo general es más adelante. Los lunares grandes, sobre todo los que tienen vello, tienen mucha más probabilidad de convertirse en cancerígenos y debe revisarlos un dermatólogo periódicamente.