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Siesta

A veces cuesta trabajo saber quién duerme a quién a la hora de la siesta, si fue el masaje de media hora que le dio a Lucy en la espalda lo que la ayudó a dormirse o si arrullarla la adormeció a usted. Antes de los ocho meses los niños duermen como un reloj: diez de la mañana y dos de la tarde, una hora cada vez sin interrupción. Lucy siempre estaba de buen humor para su clase de música a las 11:30; batía palmas al ritmo de la música (más o menos), con una sonrisa en el rostro y mucha energía. Ahora cada día es distinto y no se puede planear nada. Si Lucy se salta la siesta de la mañana, es perfectamente capaz de empezar a lanzar cosas y a gritar en medio de la clase y dos minutos después de recogerla, se queda rendida en el coche. ¿Qué fue de su bebé tranquila que dormía la siesta todos los días?

Niños de meses

La vida de muchos padres gira en torno al horario de la siesta del bebé. Hasta los seis meses Lucy no tendrá ningún patrón, como los gatos. Después empezará a tener cierta regularidad de horario; pero la cantidad de tiempo que duermen los niños varía considerablemente. Algunos duermen hasta tres y cuatro horas seguidas o duermen la siesta dos veces al día, mientras que otros no duermen nada en todo el día. Mi consejo es que le siga la corriente a Lucy y no trate de forzar un horario de siesta muy estricto. Si está cansada, buscará la manera de dormir, sea en la cuna, en el coche, en el asiento del auto o en sus brazos.

Si se demora media hora calmar a Lucy y tiene que salir del cuarto en puntillas, a lo mejor debería cambiar de estrategia, más para su propio beneficio que el de ella. Lógicamente, si disfruta ese momento y tiene tiempo de sobra, no tiene que cambiar nada. No obstante, recuerde que sobarle la espalda o la frente lo único que hace es relajarla. Los niños que no se duermen solos a la hora de la siesta tampoco suelen hacerlo por la noche y se despiertan durante la noche. Debe lidiar con los problemas de la siesta igual que lo hace por la noche. [Ver: Dormir].

Uno a dos años

A fin de entender mejor el proceso de la siesta, deben analizarse los distintos niveles de actividad de un niño más grande durante el día. Cuando Jimmy se despierta por la mañana, está feliz y contento; poco a poco se va poniendo más activo y cuando alcanza el punto máximo de actividad, sucede una de estas dos cosas: se calma y se duerme solo o sigue activo hasta que se agota y entonces es más que evidente que necesita un descanso. Cuando llegue a ese punto, póngalo en la cuna. Si se duerme solo sin protestar o si llora unos minutos hasta que se duerme, perfecto. Cuando se despierte, estará como nuevo. Si llora diez o quince minutos y no se duerme, también está bien. Sáquelo de la cuna. Llorar libera la tensión igual que dormir. Cuando se calme, déjelo que continúe con sus actividades: cantar, jugar, aprender a caminar, etc. Si sigue agitado, póngalo otra vez en la cuna otros diez minutos y repita el proceso hasta que se calme.

Cada niño es distinto cuando tiene que ver con la cantidad de horas de sueño. Hay algunos que ya a los ocho meses son felices jugando todo el día sin dormir la siesta. Si el suyo es uno de ellos, puede que sea usted quien la necesite.


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