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Preocupacion Por El Peso

Los primeros días
No sé por qué todavía a los recién nacidos los pesan todos los días en el hospital, pues es normal que pierdan hasta el 10% del peso los primeros días. (Nota para los padres exhaustos: eso equivale más o menos a una libra para un niño de ocho libras). Si usted está dando el pecho, se sentirá desalentada si le da importancia a esa pérdida de peso y puede que la inste a rellenar a Lucy con un poco de fórmula, lo cual pudiera interferir en la lactancia [Ver: Lactancia].

Tenga plena seguridad de que el peso que pierde Lucy es sobre todo agua, no peso muscular ni grasa. El contenido de agua del feto es mucho mayor y lo pierde casi inmediatamente después de nacer. En esa temprana fase el porcentaje de pérdida de peso no refleja la capacidad de alimentación del recién nacido, por lo tanto, no hay necesidad de tomar nota de ello.

El primer mes
La pérdida de peso constituye un mejor factor para evaluar la alimentación a los diez o quince días de nacido, pues casi todos los niños han recuperado ya el peso del nacimiento. No obstante, hay variaciones: algunos pesarán varias onzas más que al nacer, lo cual es tranquilizante y no constituye un síntoma de alimentación excesiva, mientras que otros aún pesan mucho menos que al nacer. Aunque eso no es necesariamente una razón para alarmarse, la cuestión es si la alimentación es adecuada o no.

En el caso de los niños que toman el biberón es fácil de averiguar: se cuentan las onzas que se toman. Después de un par de días de somnolencia, los recién nacidos por lo general se toman entre 20 y 30 onzas diarias. Si Lucy toma esa cantidad y no la devuelve, está en buena forma.

Es más complicado determinar cuánto ingiere un niño que se le da el pecho. Si Lucy lacta espontáneamente más o menos ocho veces en 24 horas, y si hay que cambiarle el pañal varias veces al día, es señal de que la lactancia va bien. Varias deposiciones líquidas y granulosas al día son también una buena señal, pero no son imprescindibles. Algunos recién nacidos absorben casi todos los nutrientes de la leche y producen muy poco excremento. En general, la mejor señal de que la alimentación es adecuada es si usted siente que se le llenan los pechos entre las tomas y a veces le sale un poco de leche, y si Lucy lacta con gusto y duerme después.

Algunos recién nacidos se demoran hasta tres semanas para recuperar el peso del nacimiento, aunque se estén alimentando bien. Sin embargo, si Lucy está irritable entre las tomas de leche, se chupa las manos vorazmente y orina poco y si usted siente que los senos no se le llenan, puede ser que no tenga suficiente leche. En caso de duda, hay un método sencillo para determinar si Lucy tiene hambre o no. Ofrézcale fórmula después de darle el pecho a ver qué pasa. Si está famélica y se engulle las seis onzas, al menos usted sabe que probablemente no tenga suficiente leche. Por el contrario, si se toma solo un poco o nada, es que usted tiene la cantidad de leche adecuada.

Hay diversos factores que influyen en que una madre tenga poca leche: el cansancio, pues mantener vivo a un ser humano con su propia leche es una tarea abrumadora; el desarreglo hormonal, entre otros. De una forma u otra, la ansiedad y el estrés a consecuencia de dichos factores le impide producir suficiente leche. Si determina que en eso radica el problema, lo primero que debe hacer es suplementar con fórmula. Muchas madres temen hacerlo porque les da una sensación de fracaso y piensan que es el fin de la lactancia. Por suerte no es cierto. Suplementar temporalmente con fórmula alivia el estrés y le permite recuperar la confianza en sí misma, relajarse y empezar otra vez a dar el pecho. Si determina que tiene suficiente leche, le aconsejo el método siguiente para suplementar y volver a dar nada más el pecho después.

Al principio, suplemente cada toma con la cantidad de fórmula que el niño quiera tomarse, pero solo después de ofrecerle el pecho como mínimo veinte minutos, aunque le cueste trabajo. Cualquier tipo de fórmula serve [Ver: Fórmula].

Cuando empiece a dar el pecho satisfactoriamente, deje de suplementar poco a poco, primero una vez al día y vaya aumentando las veces hasta que no necesite suplementar más.
Al trancurrir los días, Lucy dependerá cada vez más del pecho y menos de la fórmula. Hay una buena probabilidad de que a los diez días pueda volver a dar solo el pecho.

Sin embargo, estaría mintiendo si le digo que ese plan siempre da resultado a la perfección. A veces el niño acaba dependiendo más de la fórmula que de la leche materna. En ese caso no hay alternativa, pues si el niño no se está desarrollando debidamente porque la lactancia es insuficiente, hay que alimentarlo de otra manera. Extraerse la leche con el fin de aumentar la cantidad a veces resulta contraproducente. Puede que estimule la lactancia, pero es tan incómodo que pudiera darle más estrés del que ya tiene. Determine qué le da resultado a usted.

Nota: si todo parece indicar que no tiene suficiente leche, el médido debe pesar a Lucy quincenalmente hasta que empiece a aumentar debidamente.

En los primeros seis meses
El tamaño y peso de los niños en los primeros seis meses varía considerablemente. Es equivocado pensar que los niños más gorditos comen más que los delgados. Al igual que los adultos, cada recién nacido tiene un metabolismo diferente y el ritmo de crecimiento varía.

Yo peso a los niños mensualmente los primeros seis meses. Como promedio, aumentan una o dos libras al mes, pero no siempre es así; he visto casos de niños que aumentan hasta cuatro libras al mes y eso no indica que se les esté alimentando excesivamente. Los bebés son como máquinas que tienen un regulamiento perfecto; si se les da demasiada leche o comida, la vomitan. Los niños que toman fórmula suelen ser más llenitos que los que se les da el pecho, por lo tanto, debe ajustar sus expectativas según sea el caso.

Si Lucy aumenta menos de una libra al mes, puede ser una señal de que no se está alimentando debidamente. La alimentación insuficiente es mucho menos común en los niños que toman fórmula porque es más fácil alimentarlos en exceso con el biberón —la fórmula está siempre disponible— y porque la fórmula engorda más. Como regla general, los niños de un mes que se alimentan de fórmula, se toman tres o cuatro onzas diarias y a los seis meses, entre seis y ocho.

Las mamás que dan el pecho no saben a ciencia cierta cuánta leche está tomando su hijo. Las señales de que Lucy se está alimentando bien son las antes mencionadas, o sea, si lacta cada dos o tres horas, si usted tiene los pechos llenos antes de darle el pecho y vacíos después, si Lucy no se pasa el día llorando de hambre y duerme plácidamente cada vez que lacta; esas son señales bastante fiables de que usted tiene la leche necesaria. También se pueden tener en cuenta las deposiciones: si Lucy orina bastante y hace pupú a veces (eso puede variar considerablemente de niño a niño), quiere decir que se está alimentando adecuadamente. En tal caso no hay razón para suplementar con fórmula. Algunos niños aumentan de peso lentamente, aunque estén recibiendo los nutrientes necesarios. Si usted no está segura de si tiene suficiente leche o no, pudiera ser necesario suplementar, como se explica anteriormente. El médico monitorizará el aumento de peso de su hijo hasta que llegue al peso deseado.

Después de los seis meses
Entre los seis y doce meses los niños aumentan una libra al mes aproximadamente. Si se fija en una tabla de crecimiento, verá que en esa etapa la curva se allana, que es lo que debe suceder porque si la estatura y el peso siguieran duplicándose cada mes, muy pronto tendría una criatura gigantesca en el cuarto del bebé. Tal allanamiento de la curva es más pronunciado aún en los niños que van a ser delgados. A esa edad se puede deducir qué bebés van a ser más delgados, pues aumentan menos de peso que la mayoría.

Si el niño no está subiendo de peso adecuadamente a esa edad, es muy poco probable que sea debido a la lactancia. Si Lucy tuviera hambre, casi podría pedir ya la comida en su propio lenguaje. Por lo tanto, si el aumento de peso es anormalmente lento, el médico deberá buscar otras causas de carácter digestivo.

La introducción de los alimentos sólidos, aproximadamente a los seis meses, influye poco en el aumento de peso al principio. Hasta los ocho o diez meses una gran parte de las calorías aún provienen de los líquidos. Al igual que en los tiempos de antes, los padres de niños regordetes no tienen que preocuparse por la alimentación excesiva en esta etapa. Simplemente dele de comer al niño y él solo regulará la cantidad que debe comer. Debe emplearse la misma estrategia con los niños delgados.


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